PLANEADO PARA
AGRADA A DIOS
Lectura Bíblica: Salmo 149:4. Porque
el Señor se complace en su pueblo (NVI). Porque Jehová se agrada de su pueblo (RV).
Agradar a Dios se conoce como adoración. El
propósito primario de la vida debiera ser agradar a Dios. Todo lo que hagas
para complacer a Dios en un acto de adoración. Así como el diamante, la
adoración tiene muchas facetas. .
1.
La
adoración es un estilo de vida.
Cuando adoramos, nuestro objetivo debería ser complacer a Dios, no a
nosotros mismos. La adoración no es para ti. Es para Dios. Por supuesto, adorar
tiene sus beneficios; pero no adoramos para darnos el gusto. Nuestro motivo
debe ser glorificar a nuestro Creador y complacerlo o agradarlo. "El Señor
se complace en los que lo adoran, en los que confían en su gran amor".
Salmo 147:11. Jehová se
complace en los que le temen y en los que esperan en su misericordia.
La
adoración no es lo que hacemos con nuestros labios; es lo que hacemos con
nuestra vida. Todos los cantos, las oraciones y las alabanzas son en vano si no
van unidas a un cambio y compromiso personal. No hay lugar para espectadores en
la adoración. La adoración pasiva es una incongruencia. La verdadera adoración
es ofrecer nuestra vida para agradar a Dios. ¿Qué hace sonreír a Dios? Ya que agradar a Dios es el principal
propósito de nuestra vida, la tarea más importante que tenemos es descubrir
cómo hacerlo con exactitud. Es una dicha que la Biblia nos presente un ejemplo
claro de una vida que agradó a Dios. El
hombre se llamaba Noé. Del estudio de su vida aprendemos cinco actos de
adoración que hacen sonreír a Dios.
2.
Dios
sonríe cuando lo amamos por encima de todo. Cuando confiamos en él completamente. Cuando lo obedecemos de
todo corazón. Cuando lo alabamos y le manifestamos una gratitud continua y cuando
cumplimos sus propósitos. Lo que Dios más quiere de nosotros
es que tengamos comunión con él. Él te ama de todo corazón y desea, en
reciprocidad, que tú también lo ames. El anhelo de Dios es que lo conozcamos y
que pasemos tiempo con él. Él se complace con nosotros. Tener comunión con Dios, aprender a amarlo y ser amado por él, debería
ser el mayor objetivo de nuestra vida. No hay ninguna otra cosa que tenga
tanta importancia. Jesús dijo: "Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con tu alma y con toda tu mente. Éste es
el primero y el más importante de los mandamientos". Mateo 22:37-38.
3.
"Agradamos
a Dios por lo que hacemos y no solo por lo que creemos". Santiago 2:24 “Vosotros veis, pues que el hombre es
justificado por las obras, y no solamente por la fe”. La palabra
de Dios nos dice claramente que no podemos ganarnos la salvación. La salvación es por gracia, no por
ningún esfuerzo de nuestra parte. Pero como hijos de Dios podemos agradar a
nuestro Padre celestial mediante la obediencia. Todos los actos de obediencia
son también actos de adoración. ¿Por qué
a Dios le agrada tanto la obediencia? Porque es la demostración de que
realmente lo amamos. Jesús dijo: "Si ustedes me aman, obedecerán mis
mandamientos" Juan 14:15
4.
"Dios,
desde el cielo, mira a hombres y mujeres; busca a alguien inteligente que lo
reconozca como Dios". Salmo
14:2. Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si
había algún entendido, que buscara a Dios. Cuando vivimos a la luz de la
eternidad, nuestro ser cambia. Dios está buscando personas como Noé: personas
dispuestas a vivir para agradarlo. La adoración como estilo de vida es la única
manera sabia y sensata de vivir.
a.
El
corazón de la adoración “Entréguense
por completo a Dios, preséntenle todo su
ser para propósitos justos”. Romanos 6:13.Ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumento de iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios
como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como
instrumento de justicia.
El corazón de la adoración es rendirse,
entregarse a Dios. La verdadera
adoración (agradar a Dios) se da cuando nos entregamos completamente a él.
Ofrecerte a Dios es la esencia de la adoración. A este acto de entrega personal se la llama de diversas maneras: consagración,
que Jesús sea el Señor de nuestra vida, tomar la cruz, morir al yo,
ponerse en manos del Espíritu. Lo que importa es lo que se haga, no cómo se llame. Dios quiere
nuestra vida: toda nuestra vida. El 95 por ciento no es suficiente, debe ser el
100 por ciento
La confianza es un ingrediente esencial de la
entrega. No puedes entregarte a Dios si no confías en él, pero tampoco puedes
confiar en él hasta que lo conozcas mejor. El
temor impide entregarnos, pero el amor echa fuera el temor. Cuando más nos
demos cuenta de lo mucho que Dios nos ama, más fácil nos resultará la entrega.
Dios es amante y libertador, y cuando nos entregamos a él obtenemos libertad,
no esclavitud. Cuando nos entregamos completamente a Jesús, descubrimos que es
el Salvador; un hermano; un amigo.
La entrega se demuestra mejor con la
obediencia; trabajando codo a codo con el Creador. Siempre le dices Sí Señor cuando te ordena en su obra. El ejemplo
supremo de entrega personal es Jesús. La noche antes de su crucifixión, Jesús
se entregó al plan de Dios. Oró pidiéndole al Padre: Marcos 14:36.“¡Padre!, todas las cosas son posibles para ti. Aparta
de mí esta copa (de sufrimiento); pero no se haga la que yo quiero, sino lo que
quieres tú”. La entrega auténtica
dice: Padre, si este problema, dolor, enfermedad y circunstancia son necesarios
para cumplir tu propósito y para tu gloria en mi vida o en la de otro, ¡no me
libres de este trance!
b.
Santiago 4:7 Someteos, pues a Dios, resistid al diablo y huirá de
vosotros.Así que debemos someternos completamente a Dios.Si
Dios va a trabajar a fondo contigo, comenzará con la entrega. Entrégale todo a
Dios: lo que lamentas de tu pasado, tus problemas presentes, tus ambiciones de
futuro, tus sueños, tus temores, tus debilidades, tus debilidades, tus penas y
tus complejos. Pon a Cristo en el asiento del conductor de tu vida y suelta las
riendas. No tengas miedo; nada que él tenga bajo su control puede quedar a la
deriva. Si Cristo tiene el dominio, podrás enfrentarlo todo. Hagámonos los
mejores amigos de Dios
c. Salmo
25:14. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará
conocer su pacto. “Ser amigos de Dios es privilegio de
quienes lo reverencian. Adán y Eva disfrutaban una amistad íntima con Dios. Sin
los estorbos de la culpa o el temor, Adán y Eva se deleitaban en Dios, y él con
ellos. Dios nos creó para vivir continuamente en su presencia; pero después de
la caída, esa relación ideal se estropeó. Sin embargo, puesto que nuestra
salvación está asegurada por Jesús y su Espíritu Santo está en nosotros, ahora podemos ser amigos de Dios. Romanos
5:10. “Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él
mediante la muerte de su Hijo, ¡con más
razón seremos salvados del castigo de Dios por su vida. La amistad con
Dios se cultiva cuando compartimos todas nuestras vivencias con él. Dios quiere
ser más que una cita en nuestra agenda. Quiere ser incluido en cada actividad,
en cada conversación, en cada problema y hasta en cada uno de nuestros
pensamientos. La amistad se cultiva compartiendo experiencias: alegrías,
tragedias, desafíos, rutinas, las buenas y malas. Cultivamos la amistad con
Dios del mismo modo: pasando juntos el tiempo mientras interactuamos,
conversamos, escuchamos y vivimos diversas circunstancias en común. Es
imposible ser amigos de Dios si no sabemos lo que dice. No podemos amar a Dios
si no lo conocemos, y no podemos conocerlo si no conocemos su palabra. Si bien
no podemos pasarnos 24 horas estudiando la Biblia, podemos pensar en ella
durante el día, recordando versículo que hemos leído o memorizado y
reflexionando en ellos. Dios consideraba
a Job y a David sus amigos porque valoraban su Palabra por encima de todas las
demás cosas, pensando en ella continuamente en el transcurso del día.
d.
Salmo
119:97. Cuanto amo yo tu ley, Todo el día es ella mi meditación. Otra
manera de cultivar la amistad con Dios es ser sinceros con él. Dios no espera
que seamos perfectos, pero sí insiste en que seamos completamente sinceros. Si
la perfección fuera un requisito para ser amigo suyo, nunca podríamos serlo. Es
una dicha que, por la gracia de Dios,
Jesús todavía sea “amigo de pecadores” Mateo 11:19. En la Biblia, los
amigos de Dios fueron sinceros con respecto a sus sentimientos. Esta franqueza
no parecía molestarle a Dios; es más, la estimuló. .Conocer y amar a Dios es
nuestro mayor privilegio, y el mayor placer de Dios es conocernos y amarnos. Desarrolla
tu amistad con Dios
e.
Santiago
4:8. “Acérquense a Dios, y él se acercará a vosotros”.Dios
dejó sus instrucciones con respecto a la sinceridad sin tapujos en el libro de
los Salmos: un manual de adoración lleno
de protestas y desvaríos, dudas, temores, resentimientos y sentidas pasiones,
combinadas con gratitud, alabanza y afirmaciones de fe. En ese libro se han
catalogado todas las emociones. Cuando leas las emotivas confesiones de David y
de otros, entenderás que así es como Dios
quiere que lo adores: sin ocultarle ningún sentimiento.
f.
Proverbios 3:32. “Porque Jehová
abomina al perverso, más su comunión íntima es con los justos. En otras
palabras al íntegro le brinda su amistad”.Para
cultivar una amistad con Dios debes valorar lo que Dios valora. Esto es lo que
hacen los amigos: se interesan en lo que la otra persona considera importante.
Mientras más amigos seamos de Dios, más nos importará lo que a él le importa,
más nos afligirá lo que a él le aflige, y más nos alegraremos con lo que a él
le agrada. ¿Qué es lo que más le importa a Dios? La redención de su pueblo.
¡Quiere hallar a todos sus hijos que se han perdido! Jesús vino al mundo por
ese motivo principal. El hecho más preciado para Dios es la muerte de su hijo.
Lo segundo más valioso es cuando sus hijos comparten esa noticia con otros..
g.
Salmo
63:3 “Tu amor es mejor que la vida”.Para
desarrollar la amistad con Dios debemos desearla más que ninguna otra cosa. La
amistad íntima con Dios es una opción, no es una casualidad. Debes tener la
intención de buscarla. ¿Realmente la quieres? ¿Más que a cualquier otra cosa? Quizás
en el pasado Dios te haya apasionado pero has perdido ese fervor. Para
reencender tu entusiasmo por Dios, comienza pidiéndole a él esta pasión, y
pídela hasta conseguirla. Haz esta oración durante el día: Querido Jesús, lo
que más quiero es conocerte íntimamente, quiero tener una relación más estrecha
contigo. Ayúdame a ser completamente sincero con respecto a mis sentimientos y
mis defectos. Nada hay más importante que mi relación contigo.
5.
La adoración que agrada a Dios “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Marcos 12:30.
La adoración que agrada a Dios se basa en las Escrituras. La adoración debe
basarse en la verdad de la palabra, no en nuestra opinión acerca de Dios. A
Dios le agrada la adoración que brota del corazón. Hemos sido hechos a imagen
de Dios: somos un espíritu que habita un cuerpo, y Dios diseñó nuestro espíritu
para comunicarnos con él. La adoración ocurre cuando nuestro espíritu responde
a Dios. “Seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como
a él le agrada, con temor reverente”. Hebreos 12:28. A Dios le agrada
la adoración reflexiva. La lectura de las Escrituras usando distintas versiones
y paráfrasis es provechosa para enriquecer nuestras expresiones de adoración. Trata
de alabar a Dios sin usar las palabras alabanza, aleluya, gracias, gloria a
Dios o amén. Haz una lista de sinónimos
y usa palabras más novedosas como admirar, respetar, valorar, reverenciar,
honrar, y apreciar. Además se especificó. Tú preferirías dos cumplidos
específicos a veinte generalidades vagas. Dios también. Otra idea es hacer una lista de los diferentes nombres
que Dios tiene y concentrarse en ellos. Los nombres de Dios no son arbitrarios;
expresan distintos aspectos de su carácter. Y él nos manda a alabar su nombre.
A Dios le
agrada la adoración con sacrificio. La verdadera adoración tiene un precio. La
adoración sacrifica nuestro egocentrismo. No podemos exaltar a Dios y exaltarnos
al mismo tiempo. No podemos adorar para impresionar a los demás y para
agradarnos a nosotros mismos. Necesitamos retirar deliberadamente el enfoque de
nuestra persona. Cuando Jesús dijo: “ama
a Dios con todas tus fuerzas” quería señalar que la adoración requiere esfuerzo
y energía. No es siempre ni lo más conveniente ni lo más cómodo, y en ocasiones
es un acto de voluntad absoluto: un sacrificio de buena voluntad.
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