PREPARÉMONOS PARA
IR AL ENCUENTRO DE DIOS
Lectura Bíblica Amós 4:12. “Por tanto, así haré contigo, Israel; y
porque te he de hacer esto, prepárate para encontrarte con tu Dios, oh Israel”.
¿Se ha
detenido usted a pensar en su encuentro con Dios? ¿Está preparado para ir al
encuentro del Supremo Juez en el gran Tribunal, y en donde él “pagará a cada
uno según sus obras”?
¿Está
usted listo para enfrentarse con el Rey y Juez de toda carne cuando ocupe “el
trono blanco” y lo llame para entrar en juicio con él a causa de sus malas
obras y de todas las cosas que usted ha hecho en contra de su voluntad?
Tal vez
usted piense que nada de esto ocurrirá y que sólo es una invención. Pero le
invito a que lea 2 Corintios 5:10;
“Porque es menester que todos nosotros parezcamos ante el tribunal de Cristo,
para que cada uno reciba según lo que haya mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o malo”.
Dios quiere que todos seamos salvos: “El cual quiere que todos los hombres sean
salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad” 1 Timoteo 2:4. Y esa
verdad es predicada únicamente por la Iglesia de Dios.
¿Se presentará ante el tribunal de Cristo así
como está? Le aconsejo que no lo haga, porque él descargará todo su juicio
sobre usted. “El avisado ve el mal, y esconde: Mas los simples pasan, y reciben el
daño”. Proverbios 22:3.
¿Dónde se
puede usted esconder? Salmo 27: 1 y
5. “Jehová es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida: ¿de quién he de atemorizarme? Porque él me
esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de
su morada; Me Pondrá en alto sobre una roca”.
Nuestro
Señor Jesucristo es nuestro escondedero, él es quien nos ocultará del mal
porvenir.
¿Cuál es
su decisión? No hay muchas oportunidades. Quite la dureza de su corazón y
humíllese delante de su Creador; escuche estas palabras del Apóstol Pablo y
haga juicio sobre ellas: “Mas por tu
dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día
de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios; El cual pagará a cada
uno conforme a sus obras”. Romanos 2:5 - 6.
Cerca de
seis mil años Dios ha dejado a los hombres hacer su voluntad, pero ahora el
reloj del tiempo muestra cuán avanzada es la hora: Todos los fenómenos físicos,
industriales, políticos, religiosos, etc., hablan claramente de la carrera
vertiginosa e irremediable hacia el fin de esta era.
He aquí la
última sugerencia del Apóstol Pablo, en bien de usted y de los suyos: “Por tanto, amados míos, como siempre
habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y Temblor” Filipenses 2:12.
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